El recuerdo más presente en mi mente es tu sonrisa. No hay día en que no te recuerde. Eras una mujer llena de vida, que aunque no estés más con nosotros, se que nos acompañas día con día y fortaleces la unión familiar.
Recuerdo cuando llegabas a la casa, cuando hablábamos toda la familia, los intercambios en diciembre, tus palabras de aliento, tus ganas de superación, tus deseos de vida y tus sueños. Sin duda, una gran pérdida para nuestras vidas pero un aliento para seguir adelante. De pronto todo cambio y la enfermedad se apodero tu cuerpo, pero a pesar de todo siempre había fuerza en tu mirada.
Eras una tía especial y a un año de tu muerte aún nos duele. Sin embargo, sabemos que durante ese momento reino la tranquilidad y que estabas acompañada de la mujer que te dio la vida, de tus hijos y hermanas. Nunca lo pensamos. De hecho nadie lo piensa, pero el momento llego, luego de un camino no tan largo pero difícil.
Siempre vives en nuestras vidas.
Te quiero mucho...
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