Conozco a muchos que pasan todo el día enviado mensajes de texto o navegando a través de Facebook. Yo no soy de la creencia que las redes sociales o los servicios de telecomunicaciones nos aíslan en un mundo particular. A pesar de hecho, las personas cada vez se sumergen en la telaraña de la información, que muchas veces están ahogados y piden más, todavía.
Y que si se cae la red? No deberíamos respirar y tranquilizarnos un poco para poder disfrutar de la literatura, hablar con la familia, visitar a un amigo o simplemente desconectarse de tanta información que circula por la web. Hasta hace cinco años, en Nicaragua enviar un sms era una maravilla y hoy todos nos quejamos por los colapsos de red. Ya más que dicho esta, que los sistemas tienen falla y cuando fallan todos nos alteramos, porque hemos construido nuestra vida alrededor de ellos, y cuando no existían, no pasaba nada.
Y que si se cae la red? Si la información no nos da el poder de cambiar las realidades, cuando deberíamos de estar haciendo algo de verdad. En medio de la adicción a la “red” nos debemos preguntar, ¿Qué estoy haciendo con tanta información? Me receteo casa segundo y no aprendo nada. O ¿como estoy viviendo esta nueva era de la información y el conocimiento? Como un adicto desquiciado de un sms o como un usuario que controla el uso de los servicios que recibe. Y que si se cae la red? Con que no me caiga la antena encima, estoy bien.
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