Una noche de tantas pasaba los canales en el televisor de mi cuarto, cuando de pronto Glee entro por mis oídos y me encanto. Con anterioridad ya había escuchado de la serie y se me hacia completamente estúpida, pero como suele pasar, al verla con detenimiento logro cautivarme y ahora no me la pierdo cada jueves.
Luego de seguirla por un buen tiempo, me doy cuenta del gran valor cultural que tiene para la televisión mundial. No sólo porque revitaliza las canciones de otras generaciones y le da una nuevo sentido, como “I Want To Hold Your Hand” de los Beatles e interpretada por Kurd como una expresión del gran afecto entre él y su padre cuando este estuvo en coma. También, indruce fusiones que jamás hubiéramos imaginado como “Umbrella” de Riana y el clásico de los musicales “Singin' in the rain”. Además, del excelente contenido musical, Glee toma la cotidianeidad de los jóvenes con problemas de acoso por ser diferentes, rebeldía, envidia o embarazos y los resuelve con soluciones diferentes, dando ejemplos a toda la audiencia del nuevo estilo de vida que poco a poco va ganando terreno en la sociedad.
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