Ser crítico es una posición muy común. Pero dar la cara por la crítica es lo menos que hacemos. Si bien, la propia Real Academia de la Lengua define la crítica como un juicio parte importante de ella es conocer de quien viene para reconocer el valor e importancia de la misma.
Las nuevas tecnologías han ofrecido a la crítica una característica de invisibilidad. Del tal forma, ahora cualquiera puede escribir y criticar las cosas desde su perspectiva, que no es la mejor y peor aún ocultándose en la maravilla del Internet. Como comunicador social creo en la importancia de las fuentes de información, por lo que es muy importante una crítica con visibilidad.
Lo peor de ser críticos invisibles es autonombrarse los paladines de la verdad y los referentes de los correcto. Sin embargo, quedamos en lo mismo de siempre. Quedamos donde quedan muchas organizaciones de nombre nada más. Quedamos en un simple texto. No pasan a ser más que palabras sin valor por que sus autores no dan la cara para crear una discusión. Por qué no dan la cara, por falta de credibilidad, por falta de seriedad o por intolerancia a que otros puedan refutar lo que digan.
El valor de la crítica nace en el valor del origen de la crítica. No creemos en la crítica y tampoco en blogs que critican sin dar la cara. Por eso, motivamos al verdadero uso racional de las nuevas tecnologías de la información, sin esconderse en ellas y para no usarlas para ensañar y desacreditar todo lo que a su juicio no parece bien.
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