Foto tomada de Internet |
La lectora llamada Tamara González escribió el texto enfocado en promover más actitudes homofóbicas al afirmar que los gay y el activismo gay irrespetamos sus espacios y sus derechos. Por lo que a partir de ahora me voy a quejar cuando vea a una pareja de heterosexuales besándose, por que al igual que González como no es mi preferencia o identidad, no tiene el derecho de hacerlo. Pobre señora González, ojala que el destino no le aplique un dicho que afirma que nunca hay que escupir para arriba porque siempre nos va caer en los ojos.
La verdad me tranquiliza saber que la sociedad está cambiando y sobre todo que los jóvenes como yo lideramos el cambio, si leemos dos publicaciones que también se hicieron en La Brújula como respuesta, podemos ver que los jóvenes están conscientes de los nuevos estilos de vida y que las represiones no llevan a nada, sólo al odio.
Pero si me hace pensar que haya personas que crean que los gay irrespetamos sus espacios por el simple hecho de vivir, porque esa es la lectura que le doy, que como no somos parte de lo “normal” debemos limitarnos a respirar, caminar, hablar y que nuestras anormalidades las debemos hacer en la “intimidad”. En el mundo de la lectora González la perfección debe abundar, no debe hacer niñas embarazadas por falta de educación sexual, no debe haber divorcios de gente normal porque quizás el hombre o la mujer sean homosexuales y se hayan dado cuenta de la farsa que vivian y finalmente, no debe haber algún familiar gay o por lo menos que ella se dé cuenta.
Al parecer los ultraconservadores como Fabio Gadea están saliendo del closet al ver que los jóvenes de hoy no tienen etiquetas y piensan vivir su vida sin mirar con quien te besas o te acuestas.
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